¡Es la hora del desayuno! Si estás en Irlanda y oyes esta frase, estás de suerte, todo un banquete calórico te espera. Y es que el desayuno típico irlandés es un festín de sabrosos alimentos que vamos a ver a continuación.

¿De qué se compone un típico desayuno irlandés?

Aunque por supuesto hay excepciones, un irish breakfast al uso contiene diversos alimentos entre los que se incluyen bacon, salchichas, huevos (fritos o revueltos), black or white pudding (unos tipos de morcilla), porridge (avena cocida), champiñones, tomates, baked beans y patatas fritas. También se suele acompañar de pan tostado con mantequilla y mermelada. Normalmente va acompañado de una taza de café o de té (no vaya a ser que se te seque la garganta).

Como habrás imaginado, una persona normal que se levanta por ejemplo un martes para ir a trabajar, no se “autoregala” semejante festín antes de partir a la oficina, lo que antes hemos mencionado son todos los alimentos que un buen desayuno irlandés puede llevar, no que todos los irish breakfast deban llevarlo todo.

Aspectos a tener en cuenta en un desayuno irlandés

El tan famoso pudding irlandés no es el pudding que conocemos por ejemplo en España, sino que se trata de un alimento similar a la morcilla, que puede ser blanco o negro.

El café normalmente se suele servir solo (y muy caliente). Si queremos leche, hay que pedirla expresamente. Además, lo más común es que la sirvan fría o del tiempo. Si la queremos caliente, también hay que decirlo (aunque con la alta temperatura del café, no suele hacer falta).

Nuestra experiencia con los irish breakfast

En nuestros viajes por Irlanda, siempre nos encanta alojarnos en Bed & Breakfast remotos, alejados de las poblaciones principales, que en la mayoría de los casos son regentados por personas mayores o de mediana edad que lo tienen a modo de pequeño negocio familiar.

Sin duda, si cuando llamas a la puerta te abre una adorable señora irlandesa, estás de suerte, sabes que vas a desayunar como un auténtico salvaje, de hecho es probable que no necesites ni comer hasta llegada la hora de la cena.

Recuerdo como si fuera ayer un precioso B&B a las afueras de Killarney, en nuestro camino hacia Castlemaine (para saludar al Wild Colonial Boy) y la península de Dingle, en el cual teníamos como host a una amabilísima señora irlandesa que no paró hasta que consiguió que nos comiéramos todo lo que nos había preparado para desayunar, y podemos dar fe de que era muchísimo. No obstante, bajo ningún concepto queríamos ofenderla, así que hicimos el “sacrificio” de acabar con todo. Ni que decir tiene que ese día nos saltamos la comida.

Para todo aquéllos para quienes el desayuno es la comida más importante del día y se toman su tiempo en ella, el desayuno irlandés es sin duda la horma de su zapato. Larga vida al irish breakfast.

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