
Ubicada en la parte suroeste de Irlanda, en el Condado de Kerry, la Península de Dingle es uno de esos lugares mágicos donde el tiempo parece detenerse. Carreteras serpenteantes por el medio de verdes praderas, montañas y acantilados, atravesando pequeños pueblos costeros que destilan tranquilidad y todo ello enmarcado en un ambiente gaélico que te hace entrar en el corazón de la bella Éire.
Todo esto y mucho más es lo que vas a encontrarte si decides huir por unos días de la bella pero algo caótica Dublín y llegar hasta la Península de Dingle para sumergirte en la Irlanda profunda, la de verdad, la más mágica.
Día 1: Llegada a la Península de Dingle
Ya vengas por Tralee, por Killarney o desde cualquier otro punto del país, el camino hacia Dingle es ya un anticipo de lo que vas a encontrarte. Algunas de las paradas que te recomendamos desde Mapa Irlanda en esta primera jornada en la Península de Dingle son:
Castlemaine: Si eres apasionado de la música irlandesa y conoces sus clásicos, en la puerta sur de entrada a la Península de Dingle se encuentra Castlemaine. ¿Te suena de algo The Wild Colonial Boy?
Inch Beach: Una playa larguísima y salvaje donde el viento y las olas son protagonistas. Perfecta para un primer contacto con el Atlántico irlandés. ¡Ten cuidado si te atreves a darte un baño!
Minard Castle: Las románticas ruinas de este castillo irlandés de origen normando se asientan junto al mar, rodeadas de praderas verdes y rocas erosionadas por siglos de tormentas.
Pueblo de Dingle: Una vez en Dingle, piérdete por sus calles, sus coloridas casas, sus tiendas de artesanía y de productos locales…y no dejes de disfrutar de sus pubs tradicionales, donde puedes tomar una pinta de Guinness o de Smithwick’s mientras escuchas música irlandesa en vivo.
Día 2: Slea Head, el corazón de la Península
El segundo día, ya lleno de energía tras un merecido descanso, puedes reservarlo para una de las rutas más espectaculares de toda Europa: Slea Head Drive. Este recorrido circular de unos 50 km parte de Dingle y bordea la costa oeste de la Península de Dingle. La recomendación: hazlo en sentido contrario a las agujas del reloj para facilitar la conducción y disfrutar de las vistas al océano.
Paradas imprescindibles en el camino:
Dunbeg Fort: Donde encontrarás los restos de un fuerte de la Edad del Hierro al borde de un acantilado.
Clocháns (Beehive Huts): Unas antiguas construcciones de piedra con forma de colmena, testigos silenciosos de la vida monástica de la Edad Media.
Slea Head: El punto más occidental de Europa continental. Desde aquí se ven las Islas Blasket y los acantilados que dan al Atlántico. Uno de los lugares más “instagrameables” de Irlanda.
Dunquin Pier: Una impresionante cuesta en zigzag que acaba en el embarcadero más fotografiado de Irlanda, desde donde puedes observar todo el océano. Aquí te encontrarás con el monumento en conmemoración a los 400 años del naufragio de la Armada Invencible que tuvo lugar en este punto exacto.

Gallarus Oratory: Una iglesia paleocristiana perfectamente conservada, construida hace más de mil años sin usar cemento, solo con piedra seca.
Para terminar el día, regresa a Dingle y disfruta de una cena con sabor local: cordero, mariscos frescos o incluso una sopa caliente para entrar en calor (acompañada de tu pertinente pinta de cerveza).
Si quieres vivir y sentir la Irlanda más gaélica, la Península de Dingle es sin duda uno de los mejores lugares para ello.